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martes, 10 de marzo de 2015

Fiel a su clase

Durante una cena que el gral. Justo realizo
en honor a Franklin Roosevelt (Inicio del S. XIX)
Aquí en Salta utilizamos el término cholo para referenciar a alguien de la clase oligárquica ancestralmente enquistada en el poder del latifundio. Veo con tristeza a una fracción de la juventud peronista salteña manifestar que "han entendido" que el mejor candidato que puede ofrecer el Partido Justicialista es Javier David. Alguna vez en este blog hable de los "peronistas vergonzantes" término utilizado por Evita para referenciar a personajes que por oportunismo se embanderan con un rótulo que les sobra por todos lados el de "peronistas"; pero por supuesto luego de la década menemista o inclusive desde personajes como Vandor o Lopez Rega sabemos de la bastardía que también adquirió la tan abarcadora adjetivación.
Volviendo al regionalismo "cholo". Algunos de los dirigentes que ocupan altos cargos en los distintos estamentos del estado llegaron allí gracias a pertenecer a colectivo de cholos, curiosamente en algunos momentos en los cuales los cargos, aún más, preponderantes designaran a estos que terminan sorprendiendo con alguna extraordinaria capacidad para sentarse en esos sillones y, esporádicamente, sorprendiendo con un gestión impecable y/o destacada (Más allá del general Güemes en el S. XIX no se me viene en mente otro ejemplo). En esta consecución de poder uno desearía e incluso de vez en cuando hasta se licencia alucinando con la posibilidad de participación en igualdad de condiciones para todo aquel que desee y se anime a competir por la representación del pueblo en el poder ejecutivo, sin embargo es al momento de encaminarse en tal carrera uno termine necesitando en la mochila elementos de supervivencia extrema. Imagino una mochila con un repelente para combatir contra los vectores; una carpa capaz de soportar los vientos más furibundos aquellos que pareciesen empecinados en correrte del lugar que has elegido para montar campamento, mantener cerrada la tienda para evitar el zumbido de esos leguleyos que aturden de noche; un arma que contenga esa bala de plata anticipando el enfrentamiento con que ser mitologizado el cual es tan vulnerable a la plata como al plomo pero hasta ese momento tal naturaleza nos es desconocida, sin olvidar de ser muy cauto con esa ya que es la única munición; y por supuesto el antídoto para que esa realidad paralela no corrompa nuestras mente y nuestra almas creyendo que pertenecemos a ella.
Tengo esperanzas en que existen o existirán dirigentes-candidatos surgidos del barro de la militancia y de los trabajadores, hasta entonces aguardaré con mi voto para elegirlo y no que me lo elijan.