"El fútbol refleja como somos como sociedad", "estamos cada vez
más violentos" fueron algunas de las frases de Mascherano en una
entrevista a un medio porteño y habrá que encontrarle razón. ¿Cuantas personas
"complicaron" el partido? ¿A qué rango socio-económico-político pertenecen
los responsables? ¿No es un reflejo más amplio de la sociedad los miles que se
desconcentraron de la cancha, los otros tantos que manifestaron su repudio a la
violencia en las casas, barrios y redes sociales?
Sin dudas en nuestra sociedad hay un punto de comparación
con ese partido trunco, porque siempre hay egoístas, prepotentes que se agrupan
con el objetivo de destruir la felicidad del pueblo.
Como salteño conozco muchos ejemplos pero quisiera recordar
un hecho histórico. En una situación de lucha contra fuerzas colonizadoras del
imperio español, Güemes convocó a los integrantes más humildes de la sociedad
salteña para conformar su milicia a principios del S.XIX pero también tuvo
adhesión de personalidades de la aristocracia. Quienes gestan la traición al héroe
gaucho habrán sido los mismos integrantes de la "revolución del
mercado". Era claro que la postura patriota de Dn. Martin Miguel resultaba
contraria a los intereses del minúsculo grupo de beneficiarios del libre
comercio.
¿Quién salió beneficiado? sabemos quienes salieron
perjudicados pero ¿ese perjuicio redunda en algún beneficio para alguien?.
Podemos mirar a quienes hacen leña del árbol caído pero ellos son oportunistas,
la tentación a describirlos con un epíteto es un facilismo que les será
funcional a quienes se embolsaron un triunfo (no me refiero a River).
Cierto es que el reflejo que nos devolvió el desenlace del
superclásico es que un par de boludos, mandados por unos hijos de puta, pueden
truncarles la fiesta a una mayoría sin embargo hay que rescatar la invitación a
intervenir desde la observancia y denuncia para empezar a cambiar esta realidad
que, esta vez, solo costo un partido de futbol y lesiones menores a tres
jugadores.