Denodados y rimbombantes esfuerzos realiza el gobernador
salteño para establecer que la distancia de Scioli con el proyecto nacional y
popular es idéntica a la postura que lo caracterizo a él, donde decía
pertenecer pero en las encrucijadas fundamentales reculaba. Fue expuesto a la
lupa mediática mientras la sinarquía intentaba determinar la ley de su lealtad
al kichnerismo pero siempre hizo pesar su clase social reforzando el mensaje de
su pertenencia con los avisos pautados en los medios nacionales.
La estrategia de adelantar las elecciones para venderse como
un cuadrazo político le permitió desfilar por muchos medios de alcance nacional
pero su victoria, tras derrotar aireadamente al contrincante que eligió para
polarizar, se enfrió y más rápido de lo esperado. La apuesta por un dirigente
que se hundió con el barco romerista le fue adversa y así le dio aire al
massismo. Es más complejo de lo que se transmitió a nivel nacional la
pertenencia y postura del electo intendente de Salta pero no es lo que nos ocupa
en esta ocasión y desconozco si lo será en alguna otra. Continuemos.
En palabras del propio Urtubey "si Javier no gana la
intendencia no habrá para festejar nada". Efectivamente su candidato
perdió frente a otro personaje que a priori pinta más popular. No conforme con
el rechazo del electorado capitalino Urtubey va más allá re re reciclando al
alguna vez asesor macrista postulándolo como primer candidato en la lista a pre
candidatos a diputados nacionales relegando al vicejefe del bloque de diputados
del Frente para la Victoria ,Pablo Kosiner, y fisurando el frente electoral al
no consensuar con los dirigentes del Partido de la Victoria, que me merecen un capítulo
que más adelante desarrollaré.
Otro de los matices de las próximas elecciones para los salteños
es la vuelta a la boleta papel situación que planteará una ingeniería del voto
distinta a la interiorizada por la boleta electrónica.
Hace un par de meses manifesté mi agrado por el candidato
del Partido de la Victoria de Salta a intendente y hasta ingenuamente creí que
Vilariño aspiraba con seriedad a disputar la interna pero el tiempo me develo
otra realidad del modo que tienen algunos dirigentes de entender la política.
El diputado tuvo un buen comienzo de gestión cuando articulaba la llegada de
los programas y planes nacionales al territorio provincial pero aunque fue una
labor loable desatendió uno de los principios fundamentales del kichnerismo, la
militancia. Conciente de su lejanía de las nuevas generaciones necesitaba
reinstalarse en la consideración y en la contemplación popular así es como
cierra un acuerdo de derrota que los esperanzaba en posicionarlo de cara a
renovar su banca.
Las prioridades del frente durante las elecciones del 2013
se mimetizaron con los intereses, deseos y caprichos de los ocupantes de los
dos cargos más importantes de la provincia, el gobernador y el intendente
capitalino ambos del PJ; esto sumado a la "organicidad" del Partido
de la Victoria terminó por lesionar la legitimidad de la dirigencia.
En mi pago existen muchos dichos y ahora quisiera destacar
el siguiente: "no hay opa sin suerte". La oposición en Salta tiene en
su menú una oferta limitada. Las imagenes y nombres que figuran en los carteles
que contaminan visualmente la ciudad son algunos ignotos y otros repetidos
hasta el hartazgo tanto como la ausencia de sus propuestas. El oficialismo
provincial lograra retener algunas bancas solo el tiempo dirá si será
suficiente como para que avancen en la ilusión de crear un urtubeicismo que le
brinde plafón al gobernador para proyectarse a largo plazo como presidenciable.