Hace un par de meses que quienes responden al actual
gobierno (votantes y dirigentes) aluden a la Pesada Herencia para justificar
las políticas económicas que implementa el mejor equipo de los últimos 50 años.
Pusieron la república al revés con el fin de PROseguir saqueando el estado. El desdén
hacia las clases populares que refleja la calle casi no tiene espacio en los
medios de comunicación porteños como así tampoco los delitos perpetrados por
los actuales gobernantes durante sus años de evasión impositiva y lavado de
activos en paraísos fiscales. La prensa internacional se hizo eco de los actos
delictivos de varios integrantes del gobierno pero el asombro se produjo por la
conducta encubridora de la considerada libre prensa; que siempre ha sido libre
empresa, no más.
La construcción del concepto Mini Davos es la continuidad de
un impecable implementación del marketing. Puertas adentro del país los Mini
Davos fueron la "pobreza cero", la "no devaluación", la
"estabilidad laboral", el "segundo semestre", entre otras
muchas que podríamos recordar. El 15 de diciembre, solo 5 días después de
asumido el actual presidente decretaba la devaluación monetaria y esa es una
realidad económica con la que pueden contar los capitales foráneos pero de allí
en más ¿creen que darle su dinero a un gestión que ha colocado al estado en
condición de quiebra es una Smart investment?.
En los días venideros querrán hacerles creer que podrán
adquirir una porción del estado argentino y que no es una inversión de alto
riesgo, intentaran hacerles creer que la coerción que ejerció Paul Singer es
una práctica que puede realizar cualquier inversor global. Lo concreto desde el
punto de vista social es que Argentina se está constituyendo en un escenario de
convulsión social donde la única inversión viable es la importación ya que las
medidas económicas iniciaron un acelerado proceso de derrumbe del mercado
interno, destrucción de las empresas nacionales y generación de pobreza. El
pueblo argentino viene de una reciente experiencia de participación popular, lo
que implica que las calles son el escenario habitual donde se plasma el
descontento. Las redes sociales lejos de ser una herramienta catártica son el
ámbito anónimo de organización popular.
La seguridad jurídica es hoy más falacia que nunca ya que un
país donde el congreso es un recinto donde resuenan las voces de la buena
voluntad que son vetadas por el poder ejecutivo y a estos administradores se le
escapan muy cómodamente de las manos los asuntos que le son pertinente,
responsabilizando, al que democráticamente es el poder más débil, el judicial.
Mientras la republica continua de cabeza habrá que esquivar
que te inflen la cabeza como globo y aprovechar el espacio para pensar.
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